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Manómetros: cómo funcionan
En el interior de cada manómetro encontramos su elemento sensible, llamado tubo Bourdon en honor al ingeniero francés que lo inventó en 1849.
Se trata de un tubo metálico curvo con propiedades elásticas, generalmente fabricado en aleaciones de cobre o en acero inoxidable AISI 316L, aunque también se fabrican en otros materiales (Monel, Hastelloy...) Este tubo, generalmente en forma de C, se encuentra soldado por un extremo a la entrada del fluido a medir, y por el otro extremo se haya cerrado y enganchado a un tirante de transmision.
Al entrar el fluido por la rosca de conexión a proceso del manómetro y crear presión en su interior, el tubo Bourdon se deforma por su extremo libre y, por medio del tirante conectado a un mecanismo, transmite el movimiento del tubo al mecanismo, y éste a su vez a la aguja indicadora del manómetro. Al decrecer la presión, el tubo del manómetro vuelve a su posición original.
El tubo en forma de “C” se utiliza generalmente para presiones desde 0,6 bar hasta 60 bar. Para presiones superiores (hasta 7000 bar) se usa el tubo en forma helicoidal, enrollado sobre sí mismo una o dos vueltas.
Los manómetros para bajas presiones (también llamados ventómetros o manómetros de cápsula), con rangos entre 6 mbar y 600 mbar, equipan una cápsula como elemento sensible. Se trata de dos láminas onduladas de forma circular, soldadas por todo su perímetro, creando una cámara estanca. Los materiales de estas cápsulas son los mismos que los utilizados para los tubos Bourdon, y disfrutan de las mismas propiedades elásticas.
Debido a su gran superficie, tienen una gran sensibilidad a bajas presiones.
Al aumentar la presión en el interior de la cápsula del ventómetro, ésta se hincha, empujando a su vez un mecanismo dentado y así transmitiendo dicho movimiento a la aguja indicadora del manómetro.
Una sobrepresión superior a 1,3 veces el rango del manómetro supone un grave riesgo para el elemento sensible del manómetro, ya que sus órgano interno puede perder sus propiedades elásticas y no retornar a su posición original una vez la presión cesa. Esta es una de las causas principales de avería en los manómetros.